Esta vez no ha sido solo el Banco Central de Japón, sino el G7 en su conjunto. Han frenado de un golpe la apreciación del yen. Como decíamos ayer al comparar el presente tsunami con el terremoto de Kobe, el propio conocimiento del pasado hace que en ocasiones se moldee de otra forma. De nuevo dos fuerzas: la repatriación de capitales (sube el yen) y los Bancos Centrales vendiendo yenes (lo bajan). En esta ocasión, dada la temporalidad de los dos actos, quizá sí se logre estabilizar el yen, aunque el susto ha sido mayúsculo.
18/3/2011