Tras haber visitado India el año pasado, este año toca China. Los informes que tenemos plantean desde un punto de vista de inversor de valor una clara preferencia por China: India es joven, tiene una formación aceptable y habla inglés, pero es muy rural, con pocas posibilidades de mutación a medio plazo; China, por el contrario, es industrial, con férreo control económico de su población.
Pese a que la mayoría de los pronósticos preven que China alcanzará a USA en breve con crecimientos algo inferiores al 10% anual (desde 1998 China ha triplicado su economía), estos datos dejan estáticos factores fundamentales: cuando las personas empiezan a tener más posibilidades económicas, buscan vivir mejor, trabajar menos... China está teniendo serios problemas de mano de obra, lo que está llevando a subidas de salarios, obviamente de forma inapreciable para el primer mundo, pero es un principio. Por otro lado, el país está infestado de corrupción, los datos que ofrece son muy poco fiables y año tras año sus ineficiencias se están agrandando.
Quizá sea el futuro, pero le resta un largo camino lleno de peligros.