2.9.17

Reflexiones sueltas tras este verano

He tenido un verano muy viajero, de recuerdos, he vuelto a sitios que hacía años no visitaba, lo que me ha permitido ver los cambios con un poco de perspectiva.

Comencemos el recorrido por España. Aunque algunos se quejen (por ejemplo de los atascos en Mallorca), la realidad es que no he visto grandes motivos de preocupación. He podido comer en uno de mis restaurantes favoritos con no excesiva antelación en la reserva, he podido aparcar en mi cala favorita en pleno agosto... Seguimos siendo buenos en la gestión turística y el servicio. Y, para mi sorpresa, los precios no son excesivos comparado con la competencia. No es de extrañar que se sigan batiendo récords (sí, se escribe con tilde pese a ser llana acabada en s, cosas de la Academia).

Continuamos con París. Les he visto algo más abiertos hacia el inglés. Lo intentaron pero es una batalla perdida pese a la belleza de su lengua. Tras el Brexit, si no es por Irlanda, ¿debería haber sido eliminado el inglés como lengua oficial de la Unión Europea? Realmente, el inglés se ha convertido en el "esperanto" del mundo. Nos hace a todos los no nativos jugar en campo contrario siempre, pero, como contraposición, a muchos de los angloparlantes les vuelve vagos (¿ratio de nativos en inglés que hablen otra lengua correctamente?, por cierto, recuerdos Tyler) al no necesitar hablar otra lengua. Pero volvamos a París. Entré por Orly y salí por Charles de Gaulle. Estando entre los 3 países más turísticos del mundo, me imaginaba un nivel aeroportuario excepcional. No, no, no. Muy malas experiencias en los dos casos. En Orly, increíbles demoras de handling, de equipaje y para coger un taxi (había taxis esperando, una cola gigantesca de gente pero el sistema que utilizan es desastroso y genera un automático cuello de botella), y en CDG no mucho mejor. Aquí no está claramente definido dónde estás una vez facturado, por eso, no hacen más que machacarte los oídos diciendo que se vaya a la zona de control de pasaportes nada más facturar (no es obvia su localización). El sistema de altavoces no para. No hay ni 10 segundos de silencio. Para moverte dentro de la terminal 2, tienen un complicado y lento sistema de autobuses interno por la plataforma (lo cogí para ir a la "Sala VIP", entrecomillado por ser lo menos parecido a una sala de relax). Menos mal que todavía tenía en la memoria la visita al Palacio de la Ópera y los excepcionales cócteles de la noche anterior... Pese a todo, París sigue siendo París.


Y, para terminar, la grata sorpresa que me ocurre últimamente cada vez que visito la Europa del Este. Kiev eficientísimo, aeropuerto rápido y agradable, gente muy amable, a la que le cuesta sonreír, pero deseando agradar. Volé con Ukraine Airlines, boarding pass en el teléfono. Precios razonables para comer o beber en el avión. Llegué a Tbilisi y en 15´estaba fuera del aeropuerto en el taxi.