La democracia de forma muy simplificada se fundamenta en que prevalece la opinión de la mayoría sobre la de la minoría en base a consultas informadas, periódicas y libres.
Los límites de la democracia son aquellas circunstancias que impiden que la voluntad mayoritaria prevalezca, como por ejemplo que no exista libertad real de voto o la ausencia de cultura democrática (que genera fácilmente inestabilidad social).
Sin embargo, aquí queremos hablar de otro tipo de límites, aquellos en los que la mayoría no debiera decidir pese a no existir defecto de forma. En un grupo de personas, muchos pueden votar y decidir que los coches de la minoría deben pasar a la mayoría. Por mucha votación que existiera, el respecto a la propiedad privada no debiera entrar dentro del juego democrático. Curiosamente, en materia de impuestos se ha llegado ya muy lejos y el coche ya parece poco. Realmente es difícil encontrar diferencias entre el obvio caso del coche y un IRPF del 40 o el 50%.
Por otro lado, la democracia no garantiza el bien común. El hecho de tomar medidas técnicamente correctas pero impopulares, hace que unos pierdan elecciones y otros, los populistas, las ganen. Detrás de este razonamiente se encuentra la duda sobre la capacidad de los electores y su conocimiento y visión a largo plazo. La mejor arma contra el populismo sería tener ciudadanos bien formados y críticos, pero por los motivos precisamente opuestos, esto no aparece en la agenda política, sino más bien una lucha descarnada por controlar los medios de información.
Algunos creen que mejoraría la forma de gobierno la existencia de una aristocracia o el gobierno de los mejores. El esfuerzo ahora se debiera centrar en elegir a estos mejores. Otra opción intermedia sería la democracia restringida: solo los ciudadanos que demuestren la adecuada capacidad pueden formar parte de la toma de decisiones. Por supuesto, pueden existir modelos donde el voto para determinada decisiones provenga de una democracia abierta y para otro tipo de áreas se decida mediante una democracia restringida.
Para terminar, hay alguna corriente que promulga un gobierno tan tecnocrático que casi pudiera llevarse a cabo por medio de complejos algoritmos y ordenadores. Estamos lejos todavía, pero merece indagar en esta línea para determinada toma de decisiones.