17.6.14

Diversificar es malo

El concepto de esperanza matemática es esencial en nuestras vidas. Simplificando, podemos decir que equivale a calcular la probabilidad de un evento por su beneficio. Por ejemplo, si jugamos a la ruleta a un número, la probabilidad de que salga ese número es 1/38 (36 números y 2 ceros), de que pierda 37/38 y el beneficio en caso de tener suerte es 35 veces lo apostado, por tanto la esperanza matemática del beneficio será 35/38-37/38=-0.05, es decir, por cada euro apostado debiéramos perder 5 centimos. Esta ventaja, junto con algunos aspectos sicológicos, hace que los casinos ganen dinero.

¿Por qué no hacemos nosotros como los casinos y elegimos siempre la opción con la mejor esperanza matemática? Quizá en algunas ocasiones se tenga mala suerte, pero, en el largo plazo, debiera generar más beneficios que contentarnos con la media.

De forma práctica, realizando un análisis bursátil encontramos una selección de empresas para adquirir sus acciones. La compañía A tiene unos números fabulosos y creemos que el sector va a funcionar espectacularmente. La compañía B los tiene muy aceptables pero algo inferiores. La C sigue siendo buena opción aunque ya no tan convincente. Y seguimos así, disminuyendo nuestra percepción, hasta E. La mayoría de nosotros comenzaría progresivamente a comprar de A a E y quizá luego un ETF del mercado "por si acaso nos hemos equivocado en la selección". Al final, con tanta diversificación, obtendremos la rentabilidad del mercado. Sin embargo, y este es el punto de este artículo, otra forma de solucionar la elección de compra es no diversificar y simplemente apostar mediante compras sucesivas por A pues es la que mejor esperanza matemática tenía para nosotros. De esta forma, sí es posible que nos separemos del benchmark.

La idea que subyace es que se puede tener mala suerte (al fin y al cabo hablamos de probabilidades) una vez, dos, tres..., pero en el largo plazo o con el suficiente número de eventos debiera pagarnos un bonus. Al fin y al cabo, seleccionar durante un largo período de tiempo la mejor opción únicamente, puede resultar perfectamente seguro teniendo un buen sistema gestión monetario.

Obviamente, existen soluciones intermedias donde se puede admitir solo un poco de diversificación y se apuesta por las dos o tres mejores soluciones. También, se puede sobreponderar lo que creemos que es mejor opción (por ejemplo, comprando más acciones de A que del resto), aún manteniendo una buena diversificación.