Ibiza, verano 2010
Pierre comentaba entre bocado y bocado de sushi new age, no sin cierta vergüenza ante el temor de lo absurdo de su percepción, su último y gran descubrimiento personal. Tuvo lugar hace un mes, en uno de esos raros momentos esotéricos de reencuentro del ser con el conocimiento:
-Me di cuenta de que daba igual el camino, vamos de A a B y aunque creamos que tenemos distintas opciones vitales que nos llevarán a C, D o E, nuestro destino es B -no quiero decir la muerte que es una obviedad. No somos tan libres, nuestros deseos íntimos, esquemas mentales nos tiran a B. Es cierto que podremos llegar por unos caminos más sencillos o complicados, marcharnos temporalmente del objetivo, pero al final llegaremos.
-Pero eso es un poco determinista, ¿no?
-No tanto, porque muchas veces no sabes qué es B. Lo único que quiero decir es hay que tomar las decisiones de forma más relajada y que va a dar todo igual.
-No me convence, entiendo que si ahora cambio de trabajo mi situación en el futuro será distinta que si me quedo en el actual, por ejemplo.
-No intento convencer, es solo que pienso que al final todo se colocará para llegar al mismo estado sea manteniendo el mismo trabajo u otro distinto.
Madrid, invierno 2011
Intuyo que Pierre tenía razón. Habiendo sido el más crítico ante su propuesta nada científica, empiezo a pensar que solo tenemos sensación de libertad, no libertad auténtica (o dominio del propio acto que decía mi muy querido Padre Luis) y que al final va a ocurrir el evento que se busca o se intenta evitar.
¿Cuál es el correcto de los dos: "El que no arriesga no cruza la mar" o "Más vale pájaro en mano"? Da igual.
17/01/2011
