Es muy difícil encontrar estadísticas claras respecto al absentismo laboral entre hombres y mujeres. Intuimos que el sexo femenino salía claramente perdiendo ya que, políticamente, es incorrecto comentar que a un empresario le es más rentable contratar a un hombre que a una mujer.
Es obvio que se parte de un punto de partida de inferioridad pues es la mujer la que soporta el embarazo (¿9 meses o unos días de recuperación?), sin embargo esto puede ser importante desde un punto de vista social pero no necesariamente empresarial.
Si cogemos como aproximación los datos de partes cerrados del 2011 según la Seguridad Social, el resultado es demoledor. Teniendo en cuenta los datos de afiliación por género del 2011 (hay más afiliaciones de varones que de mujeres) y homegeneizando los datos de bajas encontramos que la mujer es aproximadamente el 10% menos productiva que el hombre.
Curiosamente el demonio se encuentra en los detalles: no es que las bajas femeninas sean superiores en número sino en longitud. Por otro lado, la época fértil de la mujer tampoco marca una diferencia atroz y los resultados no está claro que se deban al embarazo. Los trabajadores mayores no tienen un absentismo superior a los más jóvenes, aunque este punto bien se pudiera matizar por el hecho de tratarse de partes cerrados.
Es obvio que se parte de un punto de partida de inferioridad pues es la mujer la que soporta el embarazo (¿9 meses o unos días de recuperación?), sin embargo esto puede ser importante desde un punto de vista social pero no necesariamente empresarial.
Si cogemos como aproximación los datos de partes cerrados del 2011 según la Seguridad Social, el resultado es demoledor. Teniendo en cuenta los datos de afiliación por género del 2011 (hay más afiliaciones de varones que de mujeres) y homegeneizando los datos de bajas encontramos que la mujer es aproximadamente el 10% menos productiva que el hombre.
Curiosamente el demonio se encuentra en los detalles: no es que las bajas femeninas sean superiores en número sino en longitud. Por otro lado, la época fértil de la mujer tampoco marca una diferencia atroz y los resultados no está claro que se deban al embarazo. Los trabajadores mayores no tienen un absentismo superior a los más jóvenes, aunque este punto bien se pudiera matizar por el hecho de tratarse de partes cerrados.