La liquidez, de una forma muy simplificada, proviene de dos fuentes: del número de billetes y del apalancamiento (L=B+A). Hasta antes de la crisis teníamos estas dos variables en unos términos muy altos: la primera marcada por los bajos tipos de interés y la segunda por la existencia de productos derivados. Justo cuando los gobiernos empezaban a actuar sobre la B de nuestra ecuación, saltó la crisis con una virulencia insospechada.
La falta de confianza redujo extraordinariamente el grado de apalancamiento con el que tanto empresas como personas físicas deseaban trabajar (apalancamiento es utilizar menos dinero del que en realidad estamos operando, por ejemplo, cuando en el punto álgido de la burbuja inmobiliaria uno comprababa sobre planos, pagaba un 10% del total del precio, a los dos meses éste subía un 20% y vendía el contrato: poniendo sólo el 10% se embolsaba un 20% del total del piso, un 100% de rentabilidad). Observen su reflejo en la cotización del yen. La clave de la crisis y de su posible solución es pues el desapalancamiento, particularmente en el caso de los bancos. Toda la liquidez que se obtiene se queda en la empresa: cuando antes era correcto que de un 1 euro generáramos 10, ahora queremos que 4 generen 10 -es más seguro-, por lo que necesitamos meter en nuestro sistema local 3 euros que lógicamente extraemos del sistema global.
Si extraemos dinero del sistema, ya no hay combustible para la actividad ni, por supuesto, para la bolsa. Ante esta situación los Bancos Centrales se han puesto el traje de cruzado para luchar contra los infieles desapalancadores inyectando liquidez a través de la primera variable. Estamos asistiendo a la lucha de B contra A para intentar mantener L a flote.
¿Tiene esto salida? Nosotros pensamos que sí, pese a los cadáveres que surjan por el camino. Cuando los bancos obtengan el nuevo grado de apalancamiento óptimo, comenzarán a soltar el exceso de liquidez otra vez al sistema financiero global y la actividad se recuperará. Si tienen un amigo banquero, pregúntenle cuándo su empresa empieza a realizar campaña de préstamos real (no ficciones publicitarias para que parezca que las entidades no tienen problemas): éste será el punto de inflexión. ¿Cuándo ocurrirá? Los estudiosos de las crisis utilizan los datos históricos para extrapolar. Nosotros creemos que no funcionan ya. Observen cuánto se tardó proporcionalmente en limpiar la burbuja .com y cuánto ha tardado en pincharse -de forma mucho más abrupta- la del petróleo. Todo ahora trascurre más rápido. También las recuperaciones.
16/01/2009