9.3.10

Pulsión de muerte

La motivación de vivir nos lleva a comer, beber... La energía motivacional de estas pulsiones de vida fueron llamadas por Freud libido, a partir del latín “yo deseo”. La experiencia clínica de Freud le llevó a considerar el sexo como una necesidad mucho más importante que otras en la dinámica de la psiquis. Somos, después de todo, criaturas sociales y el sexo es la mayor de las necesidades sociales.

Sin embargo, con los años Freud descubrió una extraña paradoja: el objetivo final de toda evolución es lograr la quietud, estar satisfecho, no tener más necesidades. Se podría decir que la meta de la vida, bajo este supuesto, es la muerte. Freud empezó a considerar que de forma oculta debajo de las pulsiones de vida existía una pulsión de muerte. Empezó a defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de morir que puede llevarle a una cierta autodestrucción.

Aunque chocante en un principio, nos permite entender muchos comportamientos individuales y sociales que, de otra manera, serían patológicos.