3.11.11

¿Hay otro camino?

La noticia del posible referendo de Grecia para admitir el acuerdo de ayudas por reformas de la Unión Europea nos lleva a lo más esencial de nuestro sistema político.

Observen la paradoja. Cada persona, un voto (no se tiene en cuenta formación, situación vital...). Se entiende que se está capacitado para decidir quién debe gobernar. El gobernante toma decisiones FUNDAMENTALES para el futuro del país y, en buena lógica, sugiere un referendo para validarlas. Entonces aparecen las protestas porque no va a coincidir el deseo de la población con lo negociado, lo cual, según la UE y gran parte de la clase dirigente, va a ser negativo para la ciudadanía. Se deja decidir, según ellos, a personas que no están adecuadamente formadas en esta materia. Curiosamente, se ve que sí lo están para nombrar al gestor.

Si metiéramos los datos de esta paradoja en un ordenador, probablemente, los solucionaría a través de la democracia restringida. Una serie de personas (quizá dada su formación o valores sociales) sí tendrían el peso de una persona un voto, otras, tal vez menos formadas, podrían ponderar como una persona medio voto y, por último, otras, no ponderar. Ya no habría, por tanto excusa para hacer una democracia más directa y no tener miedo a preguntar al pueblo.

Inmediatamente, tras esta propuesta de referendo, nos acordamos de:
  1. las consultas para refrendar la difunta Constitución Europea y
  2. el caso de la quiebra de Islandia.
El primero, en un claro ejemplo de desvergüenza política en connivencia con los medios de comunicación, se olvida el tema, se deja aparcado y se funciona con un nuevo sistema no refrendado. Respecto a Islandia, las reformas se han hecho de forma muy distinta.

Recordemos brevemente lo acontecido en Islandia: burbuja financiera, crisis, suspensión de pagos, nacionalización de la banca, se aseguran los depósitos de los locales pero no de los extranjeros, la corona cae un 50%, la bolsa un 70%, se inician fuertes reformas para recortar gastos e impulsar la economía, se atisba cierto optimismo, se propone devolver el dinero a Reino Unido y Holanda principalmente (impacto en la población de 40.000 euros por familia a repartir en 15 años)... En esta precisa situación, Islandia impulsada por la sociedad civil emprende una cruzada contra la clase política y los banqueros y, ayudada por su nuevo presidente, BLOQUEA LA DEVOLUCIÓN DE LA DEUDA hasta en 2 ocasiones. Esto lleva a una crisis sin precedentes, con la suspensión de todas las ayudas internacionales y, en caso de perdurar, un posible aislamiento internacional no deseado por nadie.

¿Es esta situación asimilable a Grecia o España? Probablemente no. Simplemente por número de pobladores. Islandia tiene una demografía escasísima (300.000 habitantes) lo que les permite una mayor agilidad en la toma de decisiones. Sin embargo, en nuestra lejana y reciente historia, los impagos de deuda han sido razonablemente exitosos, cuanto menos para negociar unas condiciones más favorables. Los deudores parecen decir o nos perdonas gran parte de la deuda o no recibirás nada porque yo estoy dispuesto a no pagar y asumir la situación. Nos recuerda a esta comedia en la que un extraño amenaza de muerte a un suicida para robarle.